miércoles, 13 de mayo de 2009

Viviendo con mi ex


Como todos saben la soledad es una de las hilarantes situaciones que me atrapa en esta etapa de mi vida, porque no tengo a mi lado hombre alguno (esposo, novio, enamorado, amigo cariñoso o “saliente” conocido) y desde cuando estoy sola?...Mmmm…formalmente hace más de un año, informalmente hace dos meses.

A veces me pregunto porque los seres humanos insistimos con respecto a algo o a alguien y creemos que esta vez sí funcionará. Citaré algunas de las frases más comunes que utilizamos mujeres y también hombres cuando tenemos una venda de franela, que digo! de cuero de vaca cegando nuestros ojos (en mi caso cegando mis dulces ojos verdes ja!, ya que no tengo perro que me ladre, he optado con autopiropearme, es motivador!).: “Él no se da cuenta de lo que hace”, “Se han fijado, esta cambiando por mi” y la más estúpida de todas, “Me ha prometido que esta vez será diferente”…Mentiras, son solo mentiras que nos hacemos a nosotros mismos, las personas mejoramos, crecemos (sólo sí queremos hacerlo) pero nunca cambiamos!

Cuantas veces me lo dijeron y no quise entender. Lo único que me consuela es saber que no soy la única. Las historias que conozco parecidas a la mía, son tantas que necesitaría postear durante siglos para culminar el total de los relatos.

Ahora me provoca contarles la historia de una amiga (Me hizo prometer, casi de forma amenazante que no diría su nombre, así que no lo haré), la llamaré mi coleguita. Ella ha tenido los cabellos de diversos e irreverentes colores, negro, rubio, rojo y los 3 a la vez (se que me matará por este último comentario, pero de antemano te prometo un cafecito moka, de esos que son tu debilidad para que perdones la concha con la que hablo de tus tintes, digo de los colores de tu cabello!).

Mi coleguita, es una amiga a la que a pesar de su peculiar personalidad quiero mucho. Ella me consiguió mis primeras prácticas periodísticas y me presentó a uno de mis ex amores (Lalo), aparte de escucharme silenciosa y aconsejarme con especial imparcialidad cuando le lloraba sobre las peripecias que sorteaba al estar enamorada de mi último ex, entonces díganme ustedes como no quererla.

Ella ha estado enamorada, pero nunca enfrentó una relación amorosa como la que vivió con el negro, también colega nuestro. Al comienzo (como la mayoría de relaciones) todo andaba bien, ella se había enamorado y esta vez parecía que con el se quedaría. Luego de un tiempo decidieron vivir juntos y poco después empezaron los problemas. Digamos que todas las frases absurdas que expuse en uno de mis párrafos anteriores, era aquello que a mi coleguita la alentaba a continuar. Él prometía, cual niño reprendido, que todo sería diferente, que está vez si pondría de su parte.

Dejadez, falta de interés, falta de detalles, aburrimiento, querer mas espacio para respirar, dedicarse al trabajo como si eso le alimentara el alma, quedarse callado al discutir, irse a dormir molesto, nunca ceder porque eso denota fragilidad, ocultar o simplemente mentir…Síntomas de que esa peligrosa tara a tocado la vida de tu compañero, de tu amorcito, de tu bebito, de tu cosita, de tu hombre. Una piensa que quizás hay alguien mas o que ya no le importas, pero que hacer cuando todos estos síntomas los percibes desde el inicio de tu relación y con el tiempo solo se acentúan?. A veces pensamos que han cambiado con el transcurrir de los años o por la monotonía, cuando en verdad ya eran así y solo se han marcado, cual texto en plumón de pizarra, esas incómodas actitudes.

A veces las mujeres enfurecidas decimos, él no me merece, es un imbecil, un pobre diablo que no sabe lo que quiere (creo que parare con mis calificativos porque entonces no controlaré mi dedo y tecleará improperios feministas) pero luego de haber enfrentado un amor similar al de mi coleguita, entendí que algunos se comportan así porque simplemente no te quieren y es momento de aceptarlo, y otros (de raza indeterminada, por descubrir) sí te quieren, inclusive te pueden amar, pero la torpeza que poseen al demostrar ese amor es demasiada, es como si tuvieran una tara emocional que no los deja que sus acciones sean consecuentes con sus sentimientos. Los hombres que son así, creo que jamás cambiarán! (Ejem: el protagonista de la película Viviendo con mi ex).

Karla, ella es una de mis primas queridas. Actualmente expone su flamante soltería, luego de un matrimonio poco feliz. Su ex, tampoco era un mal hombre pero no la supo querer y no la defiendo porque es mi prima, si no que conozco de fondo lo que ella vivió a su lado y es más, lo que sufrió al ver una casa vacía por su ausencia…Yo estuve allí aquella noche, aquella triste noche de la partida.

Ahora él quiere reconquistarla pero es tarde las heridas sanaron y la costra se safó de una piel que posee solo tenues marcas de lo que fue aquella golpiza amorosa.

Mi coleguita y mi prima continuaron viviendo con sus exs como yo por algún tiempo más. Quizás, físicamente no los teníamos siempre a nuestro lado, pero emocionalmente permanecían indestructibles, hasta que por fin los malos recuerdos y la auténtica necesidad de no mentirnos más ganaron la cruda batalla.

Yo acabo de vencer la batalla hace dos meses. Borré de mi vida a ese alguien que no deseo nombrar porque así perennizaría su nombre en el tiempo y no creo que lo merezca. No por que haya sido poca cosa, si no porque no quisiera exponerlo a lo que él quizás llamaría vergüenza pública (La única que necesita hacer una catarsis ventilando su aburrida vida amorosa soy yo). Podría decirles que quizás él fue muy importante en mi vida, bueno ahora no valen los orgullos absurdos, así que aceptaré asumiendo gallardamente que ha sido hasta el momento el hombre más importante de mi vida.

Cada vez que decidía firmemente alejarme de él, pasaban días, semanas, meses y siempre terminaba cediendo a sus intentos de volver a estar juntos (les juro que él siempre inició los encuentros, después de prolongadas separaciones) y yo claro aceptaba sin reticencia alguna, lo abrazaba feliz, algunas veces le costaba convencerme y otras simplemente ya lo estaba esperando.

Durante el año y medio que estuvimos juntos me volví celosa, loca y lunática (más de lo que normalmente soy y eso es decir bastante. No por nada la mamá de Lalo me cantaba esa salsa que entona El Gran Combo de Puerto Rico con total similitud sobre mi comportamiento: “Mujer celosa”). Pienso que la razón es que estaba enferma, tenía la ya conocida enamoramientitis aguda en tercer grado (Sólo me faltaba adquirir un GPS para conocer al detalle cada uno de sus movimientos). La otra opción es que tuve esquizofrenia temporal, así que prefiero pensar que me temple, misma cuerda de guitarra.

Luego de nuestra relación formal, nos convertimos en amigos, en más que amigos pero nunca regresamos. Él me decía incansablemente que me quería, que yo era la única persona con la cual no se cansaba de conversar, pero constantemente golpeaba mi cariño con sus desplantes, sus acciones torpes, sus promesas incumplidas, sus y sus….tendría tanto que decir, pero sería muy cobarde de mi parte incrustarle toda la culpa porque él no se puede defender, así que finalmente diré discretamente que me cansé, que el amor que me daba no era suficiente para mi. Seguramente a muchos no les parecerá objetivo y la verdad de la milanesa es que en estos instantes intento ser lo mas subjetiva posible escribo lo que pienso y trasmito lo que siento, aunque pueda estar siendo injusta.

Quizás, él me dio lo mejor que pudo darme, eso sólo lo sabe él. Recuerdo que el 14 de febrero del 2008 me regalo un “Contrato de Amor” escrito íntegramente por él, con cláusulas que hoy ya logré olvidar, pero que en ese momento enternecieron mi corazón e hicieron llorar a mis incrédulos ojos, cual chiquita emocionada con el regalo esperado (Ambos firmamos el contrato, haciéndonos promesas de ingenuos enamorados).

A pesar de que fuimos enamorados solo un año y medio continué viviendo con él, con sus pensamientos, con su olor, con sus caprichos, con su ligero egoísmo, con mis acalorados recuerdos y sobre todo ose hacerlo participe en algunos de mis inconclusos sueños a futuro.

No vivas con un ex, obviamente no me refiero a vivir o convivir físicamente, si no a que no lo tengas presente en tu vida, como si aún fuera parte de ti. Si crees que vale la pena luchar hasta quemar el último cartucho (ojo, no el último polvo jaja), hazlo y si al final del día te das cuenta que siempre será lo mismo, pregúntate si eso quieres para ti (Consejo de mi amiga Violet), si tu respuesta es no (como la mía), déjalo ir, bota a ese inquilino de tu vida, porque es sano, rico y delicioso vivir y disfrutar del amor presente, no del pasado ausente.

Pasos decisivos para no vivir más con tu ex

Elimínalo de tu hi5, de tu msm, de tu facebook y de todo contacto electrónico que siquiera te tiente a saber que es de su vida; Disfruta los momentos, comparte tiempo con tu familia, tus amigos, evita embriagarte, porque te provocará llamarlo o llamarla y seguramente él acudirá y la historia volverá a empezar, te lo digo yo que he reiniciado mi historia de amor con este hombre en incontables ocasiones.
Finalmente disfruta de full canchita (olvídate de la dieta por ese día) y dile a un par de amigas tuyas que te acompañen a ver Viviendo con mi ex, esta pela me la recomendó mi prima Erika, otra soltera empedernida (la soltería vendrá de familia, me pregunto?). Debo confesar que por el título pensé que era una comedia rosa estúpida de esas de las que me suelo burlar por parecerme tontas y escasas, pero me equivoqué. No es un peliculón ni mucho menos, pero si estás o pasaste un trance parecido al mío te gustará. Viviendo con mi ex, protagonizada por Jennifer Aniston y Vince Vaughn. Quizas, sólo quizás te sientas identificada como yo.


Mi primer sufrimiento amoroso (Edad: 1 o 2 años)

Empiezo a pensar que el problema soy yo, fíjense en la fotito, estoy llorando desconsoladamente, que cosa me habrá hecho ese pequeñito para desatar una gran tristeza infantil a mis cortos años?...Bueno, finalmente es hombre, grandes o chiquitos, son la misma cosa!...jajaja…Mentira, que haríamos nosotras sin ustedes, y que harían ustedes sin nosotras?...

“19 días y 500 noches”

Hay amores que como dice Sabina se logran olvidar en 19 días, pero lamentablemente los sigues evocando por 500 noches más…Para sufrir de amor los días son ideales porque las noches se vuelven largas y oscuras…

Es bueno saber que ahora “19 días y 500 noches”, es sólo una linda canción para mí.