miércoles, 24 de junio de 2009

Con olor a granate chanel


Imaginemos que un regordete Pie Grande con pezones voluminosos, ataviado de increíbles armas nucleares lidera a un grupete de soldados robotizados que rodean tu casita e intentan sin siquiera dialogar con tus padres, tu esposo o contigo misma ingresar a tu espacio y violentarlo. Pie Grande a vendido tu casita al mejor postor, de esa venta a ti y a tu familia no les caerá ni un mísero centavito, confórmense con seguir viviendo allí arrimaditos, cómodos y limpiecitos, total que más da si ustedes son ciudadanos de segunda categoría - gracias a Dios, a Yavé, a la Pachamama o algunos de sus dignos dioses como el Padre Sol al que curiosamente llaman “Etzá”.

Esta es la terrorífica historia que sentí haber espectado en los últimos días frente a mi cómodo televisor, pero tras el reportaje de mi colega Mabel Huertas (Enemigos Íntimos) sentí que los culpables no son solo unos cuantos enternados, si no algunos otros que conozco, que son de mi especie y que creen equivocadamente que “la sangre del pueblo tiene rico perfume”.

Periodistas de mierda, que sin razón alguna – solo con ansias de que sus nombres retumben en La Lima que ansían conquistar- llamaron embravecidos a Radio Programas del Perú alertando sobre unos asesinos uniformados que mataban a indefensos hermanos aguarunas y huambisas a pesar del compromiso que asumieron de respeto y lealtad.

No fue verdad, esos coleguitas miserables utilizaron su lengua viperina y premonitora para mentir y mentir. Nuestros hermanos, llenos de irá indígena buscaron a los supuestos asesinos y con el salvajismo que les ha regalado la vida en la Selva cegaron el destino de padres, hijos y esposos policías, despellejando de a poquito sus almas. La ley del talión: ojo por ojo, diente por diente.

Ellos -mis colegas- no tenían el más ínfimo derecho, ojala que el Padre Guerrero de los indígenas, Ajùpap los castigue con la furia de la maldita peste que ataca a los que proceden mal. Conciencia atormentada y desgracia no esperada.

Muchos de nosotros, perteneciendo a un mundo presuntamente civilizado y letrado no entendemos un carajo de leyes ni tratados, porque juzgar a nuestros indígenas cuya soberbia y mítica cultura se impone ante la oscuridad de una confusa legislatura?. El Pie Grande dijo en su discurso que no se les consultó sobre estos famosísimos decretos legislativos 1090 y 1064, que modifican la ley forestal y de fauna silvestre concerniente a sus tierras, porque en nada los iba a perjudicar. Me pregunto, querido ciudadano de primera categoría, cuando tu respetable y prudente esposa quiere realizar un cambio en palacio, no lo consulta contigo?. Yo creo que sí! Pie Grande. Nada hubiera sucedido si agudizabas tu alma y lograbas escuchar la nobleza melodiosa del canto indígena. Limpia el cerillo de tu intolerancia y agacha la cabezota que Dios te ha dado, que los apristas también se equivocan, si no que lo ratifique el tristemente célebre Agustín Mantilla.

No puedes Pie Grande, no puedes privatizar o estatizar tierras que no son tuyas. Estos espacios no están desiertos y menos abandonados. Sería poco inteligente y nada digno de un hombre de “tu nivel”, de “tu categoría” permitir que billonarias compañías petroleras y mineras, a través de generosas ayudaditas legislativas exploten nuestros recursos sin negociar con sus auténticos dueños. Recuerda que padre no es sólo el que engendra, si no el que cría, el que cuida, el que vela, el que protege. Así que bajo esa lógica tú no eres dueño de nada y ellos, los indígenas son propietarios del sol, la tierra, las estrellas y de cada hoja verde que crece en las embravecidas y respetables tierras de nuestra selva peruana.

Prejuicios de ciudadanos de primera categoría

Hace unos días leí un genial artículo de Diego Villar, antropólogo investigador del CONICET*, especialista en sociedades indígenas de tierras bajas que decía: “Desde muy temprano estos pueblos fascinaron a misioneros, exploradores y autoridades por atesorar las tsantsa, las cabezas reducidas de sus enemigos. Con el tiempo, la antropología encontró en esta práctica una filosofía social. Su sentido simbólico y cosmológico ha de dilucidarse en los términos de un intercambio ritual de venganzas, que paradójicamente posibilita la reproducción en el tiempo de este tipo de sociedades. Limitar nuestra comprensión de estos grupos a la reducción de cabezas, o a sus tradiciones guerreras, sería tan arbitrario y tan inútil como reducir a los argentinos al mate y el tango, o a los estadounidenses al baseball y las hamburguesas de McDonald’s. Las movilizaciones aguarunas revelan lucidez y plasticidad para adaptarse a los nuevos desafíos de la vida política. Son la muestra de una conciencia colectiva despierta, que denuncia lúcidamente una maniobra incompatible con legislaciones nacionales y acuerdos internacionales suscritos oportunamente por su país. Los aguarunas fueron castigados por entender el juego de la legislación estatal, y sobre todo por entenderlo bien: su tenaz propensión al diálogo, a la moderación y al respeto de la ley nos obliga, por lo menos, a preguntarnos quiénes fueron los salvajes en la Curva del Diablo”

* CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnica) del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de Argentina.


¿Quienes son los salvajes?

Alguien, cuya identidad desconozco escribió este fantástico poema. Conozcan a los pemones, grupo étnico que habita en la Gran Sabana y El Parque Nacional Canaima, ubicado en el extremo sureste de Venezuela.

Los pemones y su sin fin de dialectos reflejan la belleza en su estado auténtico, natural y extremadamente hermoso, al igual que nuestros aguarunas, huambisas y demás comunidades aun por descubrir.

Los pemones de la gran sabana llaman al rocío:
Chirike-yeetakuú
Que significa, saliva de la estrellas

A las lágrimas:
Enú-parupué
Que quiere decir, guarapo de los ojos

Al corazón:
Yewán-enapué
Que significa, semilla del vientre
Los waraos del delta Orinoco le dicen:
Mejo-koji
que significa, El sol del pecho

Para nombrar el alma, para decir amigo dicen:
ma-jo karaisa
Mi otro corazón

Para decir olvidar dicen:
Emonikitane
Que quiere decir, perdonar

Los muy tontos no saben lo que dicen
Para decir tierra, dicen: madre
Para decir madre, dicen: ternura
Para decir ternura, dicen: entrega

Tienen tal confusión de sentimientos
Que con toda razón,
Las buenas personas que somos
Los llamamos salvajes.


Flor de Retama...No dejemos que la historia se repita

Escucha conmigo esta canción, cuya letra es de Ricardo Dolorier interpretada al más estremecedor estilo de nuestra cantante vernacular Martina Portocarrero, a quién tuve la oportunidad de entrevistar como postulante al congreso por Renacimiento Andino en el 2006. Como perfectamente lo dice, José María Arguedas “el huayno es capaz de perennizar todos los momentos de dolor, de alegría y de terrible lucha”.

Esta canción aunque muchos asocien la letra con un sentir subversivo es inspirada realmente en la rebelión de Huanta (Ayacucho)de 1969. El Gobierno al mando del general Juan Velasco Alvarado dictó un decreto supremo que indicaba que los escolares que desaprobaran un curso como mínimo, perderían la gratuidad de la enseñanza y pagarían cien soles mensuales durante el año escolar.

Este decreto fue rechazado por las Asociaciones de Padres de Familia de todo el Perú y por los sectores populares. El colegio Gonzales Vigil de Huanta fue tomado por los alumnos, apoyados por campesinos y demás estudiantes que se plegaron a la lucha, convirtiendo a Huanta en pólvora y dinamita carajo!- como enfatiza Martina en este tremendo clamor hecho canción.