lunes, 4 de mayo de 2009

Mis 3 tipos de hombres


Dicen que las mujeres tenemos tres tipos de hombres en nuestras vidas: Tipo 1: El primer amor; Tipo 2: La primera vez y Tipo 3: El de toda la vida (He dicho 3 tipos de hombres, lo cual no significa que una tenga (exclusivamente) solo un hombre por cada tipo de amor jojojo).

Si me preguntan sobre mi primer amor, les diré que su nombre era Oscar Alberto Romero Linares (Aunque supongo que sigue vivo y que por lo tanto sigue siendo ese su nombre). Yo cumplía 15 años, él 17, tenía ojos profundos, mirada coqueta, un mechón que le cubría la frente y una sensualidad imperdonable para alguien de su edad. Sin olvidar ese aretito en la oreja derecha que lo hacía ver rudo, malo…malísimo!

Oscar y yo nos conocimos haciendo teatro. Fue graciosísimo, yo realizaba el audaz papel de una prostituta de época, furiosa y desenfadada, mientras que él interpretaba a un guardián pulcro y sexy (sexy al menos ante mis ojos). Aún tengo el intacto recuerdo del día que Oscar se me declaró, yo celebraba mis 15 años (con bajada de escalera, pomposo peinado de rulos, vestido color perla con mangas princesa y ají de gallina en ollón industrial) y al amanecer de ese día, él me pidió salir a conversar a la puerta de mi casa. Todas mis amigas me miraban y cuchicheaban sonrientes. Oscar se recogió el mechón y con un tono vibrante y varonil me dijo: “Angie, me gustas mucho…quisieras ser mi enamorada?”. Recuerdo que mi corazón se arrugo toditito y con mucho esfuerzo logré balbucear una frase muy utilizada por las niñas (calificadas como dignas y señoritas de su casa) de los años 90: “Déjame pensarlo”.

La cita estaba pactada para el miércoles siguiente, le daría el sí y por supuesto regalaría mi primer beso labial (Ya que en esa época nisiquiera sospechaba que la lengua con la que saboreaba mis algodones de azúcar probaría otras agridulces salivas con el tiempo).

Mi bello compañero de teatro pasó a ser mi primer flamante enamorado, pero la historia concluyó pronto. Terminé con Oscar a los pocos días de haber empezado. Lo corté porque era una niña orgullosa y me habían dicho que él terminaría conmigo, quise adelantarme a su vergonzosa choteada pública. A esa edad no hubiera soportado el escrutinio adolescente. Él y yo solo nos dimos piquitos, nunca nos besamos. Recuerdo que pasé una semana entera practicando con mi almohada como lo besaría (ahora soy una master en esos avatares jajaja) pero a la hora de la verdad, me sonrojé y solo atiné a abrazarlo, candideces de principiante.

El siguiente de la lista que en párrafos anteriores enuncio es el hombre que toda mujer desea tener, bueno, amoroso, condescendiente y absolutamente dedicado. Lo conocí cuando entre de practicante en la redacción de una diario “chicha” en la sección de espectáculos. Tuvimos cuatro años juntos (idas y venidas a gorgotones), fui feliz y aunque quizás sea tarde para lo que quiero hacer, siento que es justo y más que necesario pedirle disculpas a Lalo por envolverlo con mis caprichos y no entender ni valorar la magnitud de su descontrolado amor. Aunque creo, sin temor a equivocarme que su generoso corazón ya me perdonó.

Recuerdo que en el último ciclo de la Universidad de San Martín de Porres donde estudie Comunicaciones, me pidieron preparar una tesis, el tema que elegí es irrelevante pero la dedicatoria que expuse se encuentra vigente y permanece en mi memoria: “A Lalo, por amarme y amar el periodismo tanto como yo”.

Lalo, ahora está afortunadamente casado y por si fuera poco, una bebita llamada Pilar se ha convertido en la causante de su eterna sonrisa. Seguramente el leerá este post y su esposa si la curiosidad femenina la atrapa, también. Hola – esposa de Lalin- si me estás leyendo, te digo con total desparpajo que seas dichosa porque quizás yo fui el primer amor de Lalo, pero tú eres para él del Tipo 3 (Su amor para toda la vida). Un pisquito a tu salud!

No podría decir nada malo de Lalo y si hubo episodios tristes, mi cerebro no los recuerda. Él me regaló un amor desmedido que nunca he vuelto a sospechar siquiera que sientan por mí, pero dejé de quererlo y como dicen nuestros abuelos con esa sabiduría que les regala los años, en el corazón no se manda. Quizás algún día llegue ese hombre que pueda calificar del Tipo 3, ese con el que a veces sueño acurrucada en mi almohada, ese que me hará ver el cielo cerquita, ese que sienta que soy yo la más bonita. Lo siento, la cursilería emboba mis pensamientos, tengo que aceptarlo a veces soy irremediablemente cursi.

Mi hombre tipo 3 deberá ser, para comenzar hombre, es un requisito importante y en estos tiempos vale la pena preguntar. Mi tipo 3 tiene que gustarle la música, tiene que vibrarle el pecho cuando escuche a su intérprete preferido (Yo siento que mi alma se excita, cuando escucho a Sabina). Mi tipo 3 tiene que ser bueno, tiene que querer conocer el mundo de Piero (Mi dulce hermano autista de 18 años).Tiene que gustarle soñar, odio a los que se autocalifican como prácticos y no se otorgan la licencia de soñar, tiene que ser comprensivo y cariñoso, si sabe bailar sería un valor agregado y si sabe cocinar…bingo!, porque a mi hasta el agua se que quema jajaja.

Creo que tengo que aceptar que alguna vez, pensé haber encontrado a mi hombre tipo 3, pero como errar es de humanos y yo aunque a veces no parezca (sobre todo por las mañanas cuando me levanto) también soy un ser humano y me equivoqué. Lo delicioso de todas las equivocaciones que he tenido, es que con cada una aprendo a vivir (no hablo solo de respirar, hablo de vivir) y gracias a mi padre y a mi madre me he deleitado (bajo la mirada celosa de ambos) de la vida y a mis casi 30 años puedo decir que la lupa adherida a mi conciencia, está en la capacidad de reconocer a mi hombre del tipo 3 (Aunque siempre soy susceptible a las equivocaciones).

Creo que un hombre del tipo 3 es aquel que te recibe con una sonrisa si te demoraste 2 o 5 minutos (más de 5 acepta la cara larga, te lo ganaste!), es aquel que comparte tus momentos de tristeza, dejando todo para abrazarte y ofrecerte su pecho (aunque sea pecho de gato y los pectorales hayan huido de su cuerpo) es aquél que no elige siempre la gaseosa que le gusta a él, es aquél que no se adueña eternamente del control remoto, es aquel que te dice sexy y bonita cuando lo recibes con pijama y los cabellos alborotados, es aquel que no podría dejarte llorando en tu casa, es aquel que antes de actuar piensa si eso te causaría una pena, finalmente es aquel que si alguna vez piensa en perderte, siente un dolorcito en el pecho (pre infarto amatorio) y te llama simplemente para recordarte lo mucho que te ama.

Quizás tú también –como yo-pensaste que tu hombre del tipo 3 había llegado a tu vida y también como yo te sentiste decepcionada, solo podría decirte que disfrutes de ese amor mientras dure, ya que quizás los hombres tipo 3 son tan buenos, pero tan buenos que la eternidad no es uno de los dones que la vida les concede. Si crees haberte topado con un hombre del tipo 3, vive y no solo respires a su lado.

MI PRIMER AMOR

En la foto evidentemente aparezco yo a los 15 años, junto a mi primer amor…Creo que mi sentido de la moda a mejorado con el tiempo, prefiero pensar que en esa época tenía puesto todo lo que creía estaba correcto y si no es así debo tener una…más grande que la del campo de Marte o que la de Martha Chávez (Mirar foto en la que la entrevistó) para mostrar esta foto, tomada hace un par de añitos atrás jaja…Fíjense en la flor que acompaña como adorno mis zapatitos de color perla jaja.

El primer amor de Nubeluz...Recordemos!